En microfinanzas, las cosas rara vez se detienen de forma evidente.
No hay luces rojas. Ni errores del sistema. Solo… espera. Un préstamo en revisión. Un cliente esperando el desembolso. Un supervisor esperando una actualización.
Un ciclo de pequeños retrasos que no aparecen en los informes, pero que impactan directamente en los resultados.
Solemos pensar que las herramientas digitales lo solucionan todo. Y sí — pero solo si todo encaja bien.
Muchas instituciones han avanzado mucho en su digitalización.
Los datos se recogen en tablets. Los comités de crédito se conectan de forma remota. Los dashboards han reemplazado las hojas de cálculo.
Pero entre cada paso, todavía hay traspasos manuales:
El proceso parece digital. Pero se siente lento.
Cuando un proceso no fluye, se pierde más que tiempo:
No son excepciones. Son fricciones cotidianas — que terminan acumulándose.
Supongamos que un cliente solicita reprogramar su préstamo.
El agente lo anota, pero requiere aprobación. El comité se reúne solo los jueves. El sistema no crea el caso automáticamente. No hay alertas.
El cliente pasa 5 días sin respuesta.
Cuando el agente finalmente lo llama, el cliente ya ha caído en mora.
No es culpa de una sola persona. Es un sistema que depende demasiado de recordatorios, mensajes y memoria.
En Juakali, nos enfocamos en lo que ocurre entre tus sistemas principales.
Te ayudamos a:
No es algo vistoso. Solo procesos bien conectados que siguen avanzando — sin depender de que alguien recuerde qué sigue.
Y ahí es donde empieza la verdadera transformación digital